Entre los libros de cuentos que compitieron por el Premio Nacional PUCP en su primera convocatoria hubo uno que destacaba por su temática, poco menos que inédita en nuestra narrativa, y por el tono de su discurso, pese a estar algo necesitado del ojo de un revisor de estilo y de la mano de un editor. El ganador de ese premio fue un libro notable: El inventario de las naves, de Alexis Iparraguirre, cuya destreza literaria no requería ni ojo ni mano ajenos. No obstante, las virtudes del premiado no borraban la huella que el otro libro concursante dejaba en la memoria. Bien hubiera merecido una mención honrosa, pero no la logró pues un miembro del jurado pidió su descalificación porque le faltaban unas cuantas páginas para alcanzar el mínimo prescrito en las bases.
Algo había en el libro descartado que movió a otro de los miembros del jurado, una vez hecho público el premio, a hacer indagaciones para dar con su autor.
Continúa enColumna Inquisiciones de Abelardo Oquendo (Diario La República)
(*) Imagen: Fotomontaje extraída del blog zonadenoticias de Paolo de Lima
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