La desaparición de los seres queridos siempre serán motivos de indescriptible dolor, y esa inefable sensación es una de las grandes trabas con las que se tiene uno que lidiar en este oficio. La desaparición física nos deja atónitos, acumula interrogantes y zozobra. La noticia pasa a ser simplemente la fría reflexión de un acontecimiento que nunca se puede abordar totalmente. Esta vez me toca comentar algo doloroso y que tiene que ver con la esencia misma del oficio de blogger en mi caso. Cuando nació este blog tuvo como idea primigenia describir los sucesos literarios de nuestra pujante, pero invisibilizado quehacer literario. Uno de las personas que me animaron a emprender este trabajo fue Enrique Congrains, gran escritor, gran persona, gran amigo, del que lamentablemente tengo que anunciar su desaparición física el día de ayer en la ciudad de Cochabamba, Bolivia. Enrique había vuelta con esa fuerza propia capaz de cuestionarlo todo y demostrar su vigencia en el mundo literario. Vino hace unos años con 2 novelas bajo el brazo que por suerte se llegaron a publicar. Fui un privilegiado en conocerlo y en admirarlo desde mis lecturas de juventud, aprendiendo la ironía de los desposeídos que siempre habitaban sus obras. Me dio la confianza de revisar sus libros y comentarlos en algunos almuerzos al salir de la librería. Era un persona generosa que lo cuestionaba todo, pero que creía firmemente en la labor de los jóvenes. Con los libros compartíamos la misma pasión de los que trabajan con esa materia llena de grandes contenidos que se pueden enseñar. Era un gran librero, editor, una persona inmersa en el mundo editorial del que logro generarse ingresos para sobrevivir.
Era muy escéptico con la sociedad, un persona que creía firmemente en la igualdad social de oportunidades y que inclusive ese afán lo desterró del país que tanto amo para agenciarse un trabajo fuera del país. Su obra es el resultado de una evolución constante que van de la crítica de la sociedad que aparece desde su primer libro de cuentos, hasta la ciencia ficción especulativa que desarrolló en sus ultimas novelas: “El narrado de historias” y “999 palabras para el planeta tierra”. Cuando escribí una reseña personal, creo que lo primero que publique en este blog, tuve la suerte de que lo leyera y me agradeciera por lo trascrito en esa nota. La felicidad que me produjo es tan indescriptible como el dolor que me agobia en este momento. Uno de nuestros mejores escritores nos deja el patrimonio de sus libros, creo que las nuevas generaciones lo sabrán entender y darle el papel protagónico que se merece. En mi caso un padre dejó este mundo pero me hereda las resonancias de su gran pensamiento. Descansa en paz maestro, amigo. Tu legado será el que siempre me alentaste, seguir escribiendo para despertar conciencias del aletargamiento.
Dejo un link que tiene la nota del evento:
Julio Zavala